Allí sin pizarra digital, sin cañon ni internet, tratabamos de aprender y enseñar con los medios que teníamos a nuestro alcance. Así recuerdo como para poder impartir el arte universal compré (de mi pecunio) la colección de arte de Magisterio español, que aún conservo como testimonio de otros tiempos.Cultura, deportes, cocina, religión, formación del espiritu nacional, excursiones y la etapa de cambios que se acercaban. Rotación de profesorado, relación más estrecha entre alumnos y profesores. Cambios de leyes educativas con la ley Villar Palasí, con la LOGSE y tantas otras que siguieron apareciendo en el panorama. Nuevas materias para dar respuestas a las tranformaciones del sistema económico y de la sociedad en general.
Y con el tiempo el edificio se llenaba de problemas y se planteó la construcción de otra edificación que se hizo en el Carmenaty y desde 1989-1990 nos trasladamos a este nuevo espacio que es hoy nuestro Instituto.
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