8 de junio de 2008

DIDO, DE GUERIN




COMENTARIO SOBRE EL BOCETO DEL CUADRO “DIDO” DE GUERIN QUE SE ENCUENTRA EN EL SALÓN DE PLENO DEL AYUNTAMIENTO DE LA OROTAVA Y SU COMPARACIÓN CON EL CUADRO DEFINITIVO EXPUESTO
EN EL MUSEO DEL LOUVRE


En el año 1912 el Museo del Prado entregó, en deposito al Ayuntamiento de la Orotava, una serie de cuadros de su propiedad para adornar las instalaciones del nuevo edificio, que se había concluido en 1895 para albergar las dependencias de Casas Consistoriales, Juzgado y escuelas públicas.
Las obras cedidas estaban formadas por una serie de oleos de tema paisajístico, principalmente de Filipinas, de escenas costumbristas y de retratos de miembros de la Casa Real. Son cuadros de pintores españoles de las últimas décadas del siglo XIX.
Sin embargo, como excepción aparece un boceto del pintor francés Guerin. Autor de gran renombre en la esfera artística francesa de principios del siglo XIX que destacó como un gran maestro del neoclasicismo.
La pintura que aquí se conserva es un boceto. Se titula Enéas y Dido, y figura como un regalo de Guerin a un discípulo suyo. La obra, finalmente, acabó en la colección del Museo del Prado.

Es un óleo de gran formato que nos muestra una escena intima, en un interior de un palacio en el que destaca un eje de simetría muy marcado por las columnas que crean una línea de fuga hacia el mar, tal vez como sensación de huída.



En la habitación se encuentran cuatro figuras dispuestas como dos masas que serenan y equilibran la composición. A un lado la figura del héroe troyano Eneas, sentado con gorro de penachos, traje blanco y corto. Al otro lado, Dido reclinada y con vestuario de larga túnica y acompañada de una amiga o matrona. Sentado junto a la reina Dido un joven, tal vez Cupido, que es abrazado por ella y a la que atiende. Las miradas entre Eneas y Dido relacionan el tema. La plática entre ambos enlaza el momento y se muestra en primer plano. Puede intuirse el amor de Dido hacia Eneas.
El boceto, sin predominio de colores intensos, muestra una escena que preconiza la separación, la marcha hacia el mar para continuar Eneas su destino en la fundación de Roma, según cantára el poeta Virgilio. Mientras Dido enamorada, presiente esa huída y se sentirá traicionada. La marcha de Eneas será el motivo de su desesperación y suicidio.
Guerin pinta la escena con un entorno cerrado entre grandes columnas de influencia egipcia y en gran parte ocultas por cortinajes azules que ayudan a crear una mirada con un punto de fuga hacia el mar. Pero es ese mar, como un puerto en el que existen grandes rocas muy accidentadas que pueden ayudar a remarcar el ambiente tenso de lo que sucederá. Así, se mantuvo el boceto.

Pero, Guerin en su obra definitiva que se encuentra actualmente en el Museo del Louvre de Paris, realiza una serie de modificaciones. La habitación ha perdido el cerco de las columnas, quedando solo en un lateral, las cortinas azules y la marcada línea de fuga. Frente al ambiente más cerrado del boceto se abre a mayor luz, con predominio del cielo y de la amplitud del mar y los acantilados. En un extremo de la bahía se levanta erguido una especie de faro.
Aparece, también, sobre un pedestal una estatua de un cuerpo desnudo clásico. Se mantiene con pequeños cambios la escena principal. Dido adquiere una actitud más sensual y el personaje al que se abraza con su mano aparece ahora desnudo, aunque cambia la mirada hacia Eneas. El Cupido se muestra más diáfano dando a entender la relación entre los personajes.

La acompañante de Dido mantiene una postura similar, aunque con una pequeña inclinación. La figura de Eneas se mantiene con su indumentaria, con su gorro de penachos y su actitud altiva y displicente. No deja entrever su sentimientos y se mantiene fiel a la obligación de llegar a cumplir una acción prioritaria, por encima de cualquier otro amor. La llamada de la Historia para fundar Roma, una ciudad de leyenda y origen de un imperio.
En este cuadro definitivo destacan el colorido, donde los azules de los ropajes de los personajes y del mar equilibran la estructura. Los rojos sobre el canapé donde se recuesta Dido y se apoya el Cupido, o del penacho de Eneas poseen otros valores simbólicos. O el blanco del traje de la bella Dido. Y los amarillos, de realeza en la corona de Dido, en telas y atuendos.

No hay comentarios: