11 de junio de 2008

ESCULTURAS EN LAS CALLES....


LA ESCULTURA CONMEMORATIVA EN LA VILLA DE LA OROTAVA


Introducción.-

En el Valle de Taoro, tras la conquista de Tenerife, se origina un nuevo asentamiento urbano, La Orotava, con población de distinta procedencia: castellana, extremeña, andaluza, portuguesa y de otras tierras foráneas como Italia y Flandes.
La topografía del espacio elegido da pie a una estructura peculiar que tanto la caracteriza. Su empinadas calles que van de Norte a Sur, marcan los ejes que vertebran su nueva configuración. La sociedad que allí convive basará su desarrollo económico en diferentes cultivos de exportación que a lo largo de cinco siglos han servido de motor económico.
Estas fases o ciclos económicos le dan una riqueza que se manifiesta en su arquitectura civil y religiosa. Los diferentes estilos artísticos se presentan y dejan su testimonio como un valioso patrimonio cultural.
Su progreso económico va acompañado de un progresivo proceso de autonomía, primero judicial y político-administrativo después, que alcanza su madurez tras la Constitución de Cádiz formando un municipio independiente.
Sus calles empedradas serán testigos de movimientos sociales o religiosos. La ciudad adquiere un aire de tradición, a veces falto de innovación.
Las casas antiguas, de barro y piedra, de madera y teja, de alto y bajo o terreras, con trabajados balcones o de postigos son fieles testigos de un tiempo, presente y pasado, de una historia viva y del recuerdo.
En sus rincones y plazas, en sus diferentes espacios, junto a tanta armonía arquitectónica, sin embargo, no aparece la escultura al aire libre. Solo en los interiores de las parroquias de San Juan o de La Concepción se encontraban las imágenes religiosas concentradas entre hornacinas o sobre peonzas. El lugar del recogimiento que solo en la Semana Santa o en ocasiones señaladas osa mostrar las imágenes sacras en procesión al pueblo conmemorando sucesos de la vida de Jesús.
Sin embargo, no aparecían las esculturas conmemorativas representando a destacados hijos de la tierra que con su trabajo, en diversos campos de las ciencias, las artes, la política o la milicia dieron distinción a su patria chica. Sabemos de alguna petición al Ayuntamiento para que plantease erigir a algún prócer, pero no fraguaron, quedando en el olvido. En este pequeño trabajo intentamos estudiar el proceso y la introducción de la escultura conmemorativa en La Orotava.

Antecedentes de la estatuaria conmemorativa

La escultura conmemorativa se incorporó tardíamente en las Islas canarias. A finales del XVIII y principios del XIX se iniciará una progresiva necesidad de decorar y ornamentar con esculturas de temas de este tipo parques, plazas y calles en el proceso de expansión o remodelación de las ciudades. Podemos aún admirar obras conmemorativas en diferentes ciudades de Tenerife y Gran Canaria. Aparecen también las estatuas de personajes ilustres, situadas en rincones que se convertirán en lugares representativos de las ciudades. Los diseños y ejecución de estas esculturas irán relacionadas con los distintos estilos artísticos, según el momento histórico en que se realizan. La evolución de los mismos queda patente. Desde los modos casi barrocos, o neoclásicos, siempre utilizando como materiales el mármol hasta que se introduce posteriormente el bronce. Tras la aventura decimonónica, el siglo XX se mantiene en el arte figurativo, con esculturas de cuerpo entero, medio cuerpo o solamente de bustos sobre base de piedra o mármol. El estilo clásico continua hasta que se muestran los cambio de gusto y las condiciones socio-políticas introducen otros estilos, como el propio de la etapa franquista destacando las repercusiones de la contienda civil o fomentando el espíritu de orden y rectitud establecido por los vencedores y que la obra de Juan de Ávalos en el Monumento a Franco en Santa Cruz de Tenerife.
Vendrá una etapa posterior de valoración de lo nativo, del indigenismo acompañado por un canto a los momentos de la conquista y a la exaltación de la cultura aborigen a través de gestas o símbolos de aquella cultura. Reyes guanches se instalaran en diversas ciudades como recordatorio. Gestas como las de Bentor, Doramas, o los guanches en Candelaria son un ejemplo de esta nueva fase u otras etapas con las innovaciones de otros estilos.
Las esculturas conmemorativas en La Orotava.

Solo a partir de la década de 1950 comenzarán a erigirse obras conmemorativas en La Orotava. Se levantarán gracias a las iniciativas individualidades que propugnan estas obras a personajes populares que han dejado una buena imagen con su labor.
Así aparecerá como primera la propuesta a la memoria de D. Domingo Pérez Cáceres, por su labor, el profundo respeto y cariño del pueblo de Tenerife hacia su obispo güimarero y su relación con la ejecución de la nueva ermita de la Candelaria del Lomo.
Fue el párroco de la iglesia de San Juan, D. Domingo Hernández quién propugna el levantamiento de esta escultura. Se le encarga al escultor orotavense Ezequiel de León Domínguez un busto del citado Obispo que regentó la diócesis nivariense en los años cuarenta y cincuenta.
La obra se realiza en bronce. Se levanta sobre un monolito de piedra como soporte y lleva una ligera leyenda. Se elige como ubicación la plaza de la ermita de la Candelaria del Lomo, situada en a Villa de Arriba. Su instalación es del año 1958. Es una obra de gran realismo, mostrando el carácter y el reflejo de la bondad del personaje. La estatua se conserva en buen estado.

En los finales de los años sesenta se plantea en el Ayuntamiento por el concejal de cultura D. José Ponte la necesidad de conmemorar la figura y el genio D. Tomás Calamita, ex director de la banda de música, compositor de la partitura de la celebrada zarzuela ambientada en el valle de La Orotava “Las cosas del pueblo”. El abogado y coplista D. Felipe Machado Casanova puso la letra.
La obra se encarga de nuevo al escultor Ezequiel de León Domínguez, destacado por su trabajos en imaginería religiosa. La estatua es un busto con parte del torso desnudo.
Se representa al insigne músico con su rostro adulto, sereno y con claro realismo. Se funde en bronce, y se utiliza de nuevo un monolito como base, y sobresale en su parte posterior. La ubicación elegida fue en la misma plaza del Ayuntamiento en su lateral derecho, delante del lugar que por aquellos años sirvió como sala de ensayo de la banda de música hasta su posterior traslado a la Casa de Cultura en San Agustín.

En la etapa de la transición democrática, el Ayuntamiento de La Orotava establece estrechas relaciones con Venezuela. Fruto de las mismas se consigue la compra de un local frente a la iglesia de San Juan en el Farrobo, para casa de Asociación de vecinos de este barrio y para fomentar la amistad Canario Venezolana. El presidente de Venezuela Rómulo Bethencourt es considerado descendiente de padre orotavense. Ello se concreta con el homenaje y la visita a esta Villa del Presidente y una amplia representación de aquel país.
Con motivo de estas relaciones se acuerda levantar una estatua al ilustre personaje.
La obra se ejecutó en bronce, con busto de tres cuarto con la representación realista del citado estadista. Se yergue sobre un monolito con breve leyenda. La escultura representa al homenajeado trajeado, con gafas y la posición de las manos llevando una cachimba o pipa de fumar. Esta ha sido continuamente desaparecida y en la actualidad no la posee. Por ello, sus manos quedan en una posición que ha sido interpretada por el pueblo como un tanto burlesca y haciendo un gesto poco educado. La estatua se ubicó en la plaza de Fernando Fuentes, cercana a la iglesia de San Juan del Farrobo y frente al edificio dedicado a casa cultural Rómulo Bethencourt.
La escultura conmemorativa de esta dedicación como hijo adoptivo fue en 198..
Las relaciones con Venezuela llevan a levantar un nuevo homenaje a dicha nación. Esta vez, a través de su figura política más destacada, Simón Bolívar.
La obra se realiza en bronce, representando al Libertador, vestido de traje militar, rostro serio y con mirada profunda como contemplando el futuro que quería para su tierra. Está levantada sobre un monolito de mármol con la inscripción en que se manifiesta la dedicatoria de la Villa de La Orotava a tan celebre personaje.
Se buscó como espacio para su ubicación delante del Estadio Municipal de fútbol de Los Cuartos, sin tener una idea clara de porque se eligió este sitio. No conocemos el nombre del artista que la realizó.
Se inauguró el 20 de mayo de 1995, siendo alcalde de La Orotava D. Isaac Valencia.

Continua la elección de temas diferentes para las conmemoraciones. Pero aún no aparecen obras escultóricas que resalten la valía intelectual y humana de ninguno de sus próceres. Se mantiene una actitud de enaltecer a representantes ilustres de otras tierras, a veces sin haber desarrollado nada especial por estas tierras. La indiferencia parece ser un fatal motivo.
Vendrá otra nueva iniciativa de un sector que mantiene una profunda influencia en La Orotava. Los alumnos y antiguos alumnos del colegio de San Isidro, regentado desde la década de 1940, por los Salesianos acordaron erigir un monumento conmemorativo para festejar el cincuentenario de la presencia de dicha Orden en esta Villa.
Se encarga una estatua de San Juan Bosco, desconocemos el nombre del autor y si es original. Es un busto, que refleja al educador de origen italiano, con manos cruzadas y con la vestimenta que le identifica. Su cara da un aire de tranquilidad. La obra se erigió sobre un monolito de cemento armado con forma marco de cuadro que enmarca a la escultura, salvo en un pequeño espacio superior. Este diseño corresponde al arquitecto orotavense D. Luis García Mesa.
Se ubicará en la Sidrona. El espacio de ubicación tiene cierta lógica al estar mirando hacia la calle del tejar que continua hacia el citado colegio de San Isidro.

En esta relación con los países iberoamericanos destaca la establecida desde siempre con la isla caribeña de Cuba. En épocas recientes y bajo el sistema franquista, D. Francisco Casanova, activo defensor de las libertades y derechos de los ciudadanos, desempeñó un papel de ayuda humanitaria a la población cubana con el envío de medicamentos. En la etapa de la Transición española a la democracia, la sociedad de Amistad Canario Cubana J. Martí, siendo su Presidente D. Francisco Glez Casanova acuerda levantar en la Orotava, con el apoyo del Excmo. Ayuntamiento un recuerdo imborrable a la madre del Libertador de Cuba, José Martí. Se erige así el monumento a Leonor Pérez, natural de Tenerife y madre de esta prócer de Cuba, poeta y político. La obra se realiza en relieve con el rostro de Leonor, reflejando el rostro de una madre con mirada serena, con todo el simbolismo de la mujer canaria, preocupada por el desarrollo y educación de sus hijos. El retrato se inscribe en el mismo fragmento donde aparece la leyenda sobre el Homenaje y los propulsores de la idea y financiación del proyecto. Obra de un autor cubano. Se erigió en 1988.

Momentos políticos en La Orotava, gobernada por A.T.I, bajo el mismo alcalde D. Isaac Valencia, pero con un grupo de oposición activo Y diligente en la lucha por el reconocimiento de las minorías, de la preocupación social y de un mejor logro de sociedad más justa y representativa. Destacamos la acción del concejal D. Domingo Domínguez Luis.
La existencia de la nueva Constitución política de 1978 dio paso al reconocimiento de derechos y libertades, antes prohibidas. La vida ciudadana se llena de actividades de diferentes sectores de la sociedad. Grupos de diferentes ideologías se encargan de manifestar sus acciones de colaboración, ayuda y defensa de un Estado plural.

Otra obra representativa del quehacer de los villeros es la se levantó para conmemorar el trabajo anonimo de miles de personas que cada año desde 1847 han estado trabajando en las Alfombras de flores de esta Villa en la Fiestas del Corpus. La obra fue realizada por Juan Cárlos, antiguo profesor de Dibujo del Instituto Rafaél Arozarena.
En los últimos años se ha elegido una nueva escultura para la entrada a La Orotava. Allí se erigió una fuente,de valor no claro, con escultura de grandes proporciones dedicada a la mujer. Pero, concretamente el autor, Cristo, escultor y profesor de Bellas Artes, lo dedicó a Dacil, reprensentando a la mujer aborigen canaria.

José Luis

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