10 de junio de 2008

LITERATURA EN EL VILLALBA

MARQUESITA


La hoja de plátano se dejó caer desde la rama más alta del viejo árbol del parque. Sintió, en su piel marrón de otoño, la suave brisa de las cinco de una tarde moribunda. Jugó con el ligero viento de poniente que la movió, picarón, de un lado para otro, arriba y abajo, en zigzag, en línea recta, dando círculos, haciendo espirales… Rozó, levemente, con sus puntas aritméticamente recortadas, un pequeño charco fangoso, donde la tímida lluvia de la mañana y el eterno barro del camino, habían unido sus virtudes.
Lenta, cansina por el sobrepeso, como un ave herida, se dejó llevar en volandas hasta el pecho inmaculadamente blanco del blanquísimo traje de Lady Carlota; quien, refugiada tras su sombrilla de encaje blanco, bajo su amplia pamela de canuté blanco, se protegía de los últimos instantes de luz. Dijo ante aquella huella marrón: “¡Puaj!” Justo en el mismo instante en el que el barón de Villanueva, con una pierna arrodillada en el suelo y la mano derecha entre sus cuidadas manos, le acababa de pedir el matrimonio.



Paco Pérez

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