En el edificio de la Torrita comenzó la buena idea de corresponzabilizar al alumnado en el mantenimiento y limpieza del centro. Sus aulas podían ser el reflejo de ellos mismos, dentro de unas características acordes con un centro educativo. Ahí pueden ver algunas muestras del alumnado en acción en esa primera experiencia que afortunadamente perdura en el tiempo. Una forma de participar y luchar por un espacio digno y limpio.
Esta costumbre no ha traído sino ventajas. Claro que siempre que se realice con esmero y buen hacer. Creo que es una práctica que ha creado escuela, ha aportado compromiso y da una imagen nueva de los alumnos y del Instituto.
Creo que esta práctica pertenece a mediados de la década de los 80.¡ Se pueden conseguir muchas cosas...aunque lo dudemos.!
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