19 de septiembre de 2008

Un paseo por La Orotava de siempre...



Y en el Valle se encuentra la Villa de La Orotava. Un lugar que entró en la Historia Moderna a finales del siglo XV. En los orígenes del siglo XVI se formará claramente. Trás los problemas por abusos, los vecinos se quejarón ante la Reina, que envió al licenciado Ortíz de Zarate a arreglar la situación. Vino a poner algo de orden y se trazaron calles. Fue justo con las demandas del pueblo.

Ya se habían repartido tierras y agua. Los molinos hidráulicos, la sierra favorecieron el desarrollo económico y creció la población. Se fue tejiendo la trama de la nueva urbe en dos zonas importantes con la Villa de Arriba y la Villa de Abajo.

Los cañaverales darían grandes plantaciones que se convertirían en los diversos ingenios que habían aquí, en la codiciada azúcar para el comercio con los Países Bajos y otras partes de Europa.

Llegará el arte flamenco y el éxito económico traerá un claro desarrollo y progreso convirtiendose La Orotava en uno de los lugares más habitados y prósperos del siglo XVI y XVII
en las Islas Canarias.

La roturación de los campos, la expansión agrícola con diversos cultivos de exportación aportaron etapas de gran auge para el Valle. Comenzaría el afán de una mayor autonomía frente a La Laguna. Así en 1648 se consigue por Franchy-Alfaro el título de Villa.

Otros poblados del Valle como Los Realejos, alto y bajo, el Puerto de la Cruz (antes llamado de La Orotava) seguirán en su progreso hasta que trás las Cortes de Cádiz de 1812 alcanzarán la formación de municipios independientes los cuatro pueblos del Valle de La Orotava.

Las imágenes nos traen el recuerdo de un espacio agrícola diferente al actual, un casco histórico formado con el paso de los siglos, que hay que seguir defendiendo como un patrimonio común.

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