14 de octubre de 2008

Del Puerto a la Villa...




Postal del Puerto de la Cruz. Principios siglo XX.No se conoce el autor de la foto. Se puede observar a la izquierda el Hotel Taoro. Abajo el Puerto y se aprecia la torre de la iglesia. En primer término riscos en zona cercana a los charcos de la Coronela. Hoy zona de la Piscina y Lago con realización por Cesar Manrique.




Hoy, después de muchos años, he vuelto a recorrer el camino que unía a los dos pueblos. Recorrido que realizaban en otros momentos del pasado las pescadoras que se acercaban a la Orotava a vender su pescado como vimos , y como cantaban las estrofas de la obras de D. Felipe Casanova y la música de Calamita en "Cosas del Pueblo".

En otras épocas bajabamos desde la Orotava hacia el Puerto para disfrutar de sus charcos y de sus playas. Abajo, el charco de la Soga, el de la Coronela, o la Playa de Martiánez eran los espacios veraniegos típicos de los de la Orotava.

En vacaciones solíamos bajar los Domingos , principalmente, caminando por la calle León, hacia la del Agua, y desde allí por el camino hasta la ermita de San Bartolomé, luego hacia el jardín Botánico y por último, nos llevaba hacia el conocido "camino de las Cabras " desde donde mirabamos el estado del mar, si estaba plato, o con olas...Y llegaba el olor al musgo y a la salitre. Ya en el paseo de las Palmeras nos acercabamos a la Playa. Otras veces bajamos por el acantilado que llamabamos la Fuga de Martiánez, pero era algo peligroso su sendero para pequeñajos.

Y allí, entre el sol y el agua, pasabamos el día. Muchas eran las familias que se reunían a la orilla del mar, con casetas o con cuatro sabanas atadas a cañas para protegernos del sol. Tras el baño la comida era un placer...Y por la tarde, antes que se pusiera el sol, se regresaba en las "jardineras" que cogíamos junto a la vieja piscina de Martiánez.

Ese recorrido tan clásico y conocido por tantos villeros hoy lo he andado, pero al revés. Después de atravesar todo el Puerto de la Cruz, desde cerca del Peñon hasta el inicio del camino de las Cabras, y desde allí rumbo a La Orotava.

Sin prisa, sin pausa y recordando otros tiempos pasados y los cambios que se mostraban ante la realidad nueva y el recuerdo. Valió la pena y comprendí mejor la Historia transcurrida y las transformaciones del paisaje. Creo que se ve la Historia de nuestros pueblos con mayor y mejor perspectiva...Es interesante palpar nuestra relidad con sosiego, con amplitud de miras y valorando esos cambios desde una óptica rica en la percepción del espacio y del tiempo. Aparecen sensaciones y visiones más amplias que nos hablan de nuestra gente, de nuestra tierra, y de las transformaciones que todos hemos tenido...

Una manera entretenida, rica en la recuperación de la memoria, y en un análisis ligero de los cambios. Sobre ello habría mucho que hablar, pero de otra manera y en otro lugar. De todas formas les invito a recuperar ese placer de la caminata por nuestros senderos y viejas rutas tradicionales, aunque hayan sufrido grandes mutaciones...

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