13 de noviembre de 2008

El lugar de la memoria

Volví a encontrarme en la casa de la memoria. Allí se escondía el dato exacto, los acontecimientos contados por sus protagonistas. Era el lugar que guardaba del olvido hechos del acontecer de días pasados. Se camuflaban entre papeles, legajos ocultos, pero ya más organizados y preparados para su consulta y refrescar la memoria que cada día se disuelve más entre las nubes del olvido.
Es como una especie de capilla. Un santuario del pasado que se construyó por nuestros antepasados y que dibuja el presente. Se encuentran miles de palabras escritas por escribanos con plumas y tinteros a la vieja usanza. Pero también se recogen en letras de máquinas que la tecnología inventó para facilitar la labor. Y no solo, letras sino mapas, planos, fotografías y muchos números que cuentan el gasto de los presupuestos de cada etapa en tantas obras bien o mal terminadas.
Si, en ese espacio están todos, o casi todos los documentos con los que podemos realimentar a nuestras neuronas del desgaste del tiempo. Y, en ese espacio, varias personas se entregan a la labor de reorganizar y conservar las actas del acontecer diario de nuestro pueblo. Y, las nuevas tecnologías nos acercan cada vez más, los fondos archivados para hacernos más llevadero el acceso a sus fuentes, como para que su custodia se mantenga y la memoria persista para recordarnos nuestro sendero...

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