17 de noviembre de 2008

Sin saberlo...

Los blogs pueden darnos diferentes temas. Pero no creí nunca que por una entrada en La Tertulia Villera, de Bruno me fuera a enterar del óbito de una persona que admiré. Se trata de D. José luis Sánchez Parodi, que fue juez de Primera Instancia en ésta Villa en la década de los cincuenta, si mal no recuerdo. Retirado y con 87 años vivía en Santa Cruz de Tenerife. En el periódico nos relataba sus vivencias de los años de juez, y sobre otros acontecimientos y temas. Desde su óptica se acercaba a personajes diferentes, a costumbres, a retratar las pautas de los pueblos con sus tradiciones y comportamiento. La atalaya de su visión y su buena escritura nos dibujaba el variopinto colorido de los personajes y de los pueblos. Su aquilatada cultura y el amor a la lectura le hizo valorar a los libros y al futbol, junto a sus amistades.
Y La Orotava estuvo entre sus fieles, pues la conoció desde su vida profesional, pero se enamoró de ella hasta el último día. Y la gente de La Orotava le estimaba y reconocía su valor humano, sus dotes de escritor y sobre todo su buenhacer. Y supo reconocerlo como Villero de Honor.
Pero, siendo yo un menudo, supe pronto de él. Vivió en La Orotava en la misma calle donde yo nací. Tal es así que una vez llegó a mi casa una carta que parecía dirigida a mi. Teníamos el mismo nombre y apellido, pero el segundo era diferente, pero también empezaba por P. Y el cartero se tuvo que confundir y fue a parar a mis manos. Y para corregir el error, se la llevé a su casa. Siempre llamaba la atención cuando venían, por aquellos años, personas de fuera a trabajar por estas tierras. Y se les conocía pronto. Y le recuerdo agil, diligente, campechano, cordial. Para los menudos un juez era un ser de otra galaxia. Un superhombre o algo por el estilo. Pero como fue demostrando en su comportamiento y por sus escritos era enormemente humano, y lleno de una enorme cultura y afición al futbol. Allí , en el campo le veíamos los domingos, con sus amistades señeras como D. Buenaventura, o D. Rafael, etc. Se fue de La Orotava, pero siempre volvía.
Una vez retrató a este pueblo en el pregón de unas fiestas locales con una radiografía clara de este pueblo y con las características que él veía. Fue un texto claro y auténtica obra maestra en retratar la personalidad del pueblo con sus rasgos definitorios. Y sus escritos posteriores nos enseñaron mejor su capacidad para entender a la Humanidad, al arte, a la poesía, y, siempre, a ese juego de la pelota que fue una de sus grandes pasiones. Leíamos siempre sus artículos, luego sus libros. Fue un hombre que dejó huella, que nos deja un poco más solos...

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