Cada día que pasa parece que el mar se esconde bajo las montañas del silencio. Aquel océano inmenso de luz y color se siente interrogado por la memoria de los pueblos. ¿Qué ocultas bajo tus aguas? A parte de los pecios de viejos galeones, de la plata o el oro traído desde las Américas, de las botellas de naufragos que sin perder la esperanza confiaron en ti para llevar la ayuda, de las olas gigantes que crearon los deslizamientos de los cordilleras que formaron el Valle de la Orotava, y de tantos otros episodios.
Hoy vuelven hacia ti preguntas y preguntas sobre los que encontraron en ti el último cobijo. Durante cuanto tiempo fuiste y has sido el reducto final para un olvidado despido.
Habla de nuevo mar y cuenta sin venganza, el error de las conciencias, de las fratricidas marcas que ahondaron huellas de dolor y muertes. Habla mar y despierta a este pueblo que ha luchado contra extraños y vecinos, contra piratas y soñadores, frente a hermanos y caciques. Habla, por fin, y deja descansar luego tus murmullos en las conciencias de los hombres de todos los tiempos...
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