2 de diciembre de 2008

Por las costas...

¿Hay moros por la costa? me preguntó el funcionario de Abastos del Ayuntamiento aquella mañana, en la que tuve que ir allí haciendo un mandado a mi padre. Yo no entendí bien aquella frase. Era un chiquillo de unos 12 años, y aquél lugar era un espacio que me atemorizaba, pues desconocía su finalidad y era la expresión de cosas serias como las recaudaciones municipales.
Aquel funcionario hablaba así, y parece que quería indicarme si se tenía miedo a que llegara una inspección y que en el negocio familiar se estuviese ordenando todo para evitar sanciones y expedientes. Y yo me fui, tras haber pagado no recuerdo que cosas, ante las bromas de aquellos funcionarios que recogían las pesetas y los impuestos.
Regresé a la tienda de comestibles con la misma ignorancia sobre aquella frase. Creo recordar que le pregunté a mi padre y me aclaró algo el significado.
¿A qué viene esto hoy? Pues que el significado de esta frase hecha y las situaciones han cambiado mucho. Y una frase parecida a esta ha supuesto hace días un revuelo en esta isla. Un edil ha manifestado algo relacionado con "el moro ........y....... nuestras costas..."
El uso de esa alocución ha destapado la caja de Pandora. Ahora no es el miedo a los cobros y a los inspectores. En la actualidad una frase como esta tiene unas connotaciones muy diferentes.

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