Sonaron las campanadas, se atragantaron las uvas, y lentamente, entró el año nuevo. Llegó claro, diáfano y comenzó sus andanzas entre las alegrías de los mortales. Besos, abrazos, copas y más copas, al son de la música. Buenos deseos para todos, entre todos, mientras los disparos siguen su sonoridad y su camino.
Un nuevo concierto de Año Nuevo se retransmite gracias a Eurovisión. La Filarmónica de Viena dirigida por Daniel Boremboin vuelve a lanzar al viento las notas de la música de Haydn, y de los Strauss. Este año fue espectacular, junto a las imágenes de Austria, de los ballets clásicos, la partitura en la que los músicos se van marchando poco a poco hasta dejar solo al director. El resto como siempre, fenomenal. La música nos quiere introducir en un nuevo año de Paz y Esperanzas.
Todos comenzaremos a escribir nuestra bitácora personal paso a paso en el pergamino donde debería brillar la solidaridad.
Mientras tanto, la resaca se apodera de las cabezas y los cuerpos....un año más.
Un nuevo concierto de Año Nuevo se retransmite gracias a Eurovisión. La Filarmónica de Viena dirigida por Daniel Boremboin vuelve a lanzar al viento las notas de la música de Haydn, y de los Strauss. Este año fue espectacular, junto a las imágenes de Austria, de los ballets clásicos, la partitura en la que los músicos se van marchando poco a poco hasta dejar solo al director. El resto como siempre, fenomenal. La música nos quiere introducir en un nuevo año de Paz y Esperanzas.
Todos comenzaremos a escribir nuestra bitácora personal paso a paso en el pergamino donde debería brillar la solidaridad.
Mientras tanto, la resaca se apodera de las cabezas y los cuerpos....un año más.
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