13 de febrero de 2009

Tertulia...

Aquella mañana se encontraron en el bar. Uno, con una taza de café, observaba el paso de peatones y coches por las calles. El otro llegó por sorpresa y se acercó a la misma mesa para saludar. Allí tomaron sus cafés, mientras charlaron.
Uno y otro habían ejercido la enseñanza de la Historia. Por eso, sin querer el tema de su conversación, lentamente, se fue deslizando hacia ese terreno. Y aunque se encontraban jubilados, ambos tenían ideas y proyectos relacionados con sus materias. Pero, siguieron con sus cosas y salió el tema del ordenador y de las posibilidades que ofrecen. Y fueron concientes de la riqueza de sus recursos y las enormes expectativas que aportaban. Se vió que ambos conocían algo de estos medios, pero de forma muy elemental. Una vida dedicada a la docencia seguía latiendo en sus palabras. Sin embargo, la visión de sus proyectos se expandían con otros intereses.
Era como ser testigos de una etapa nueva, en la que el tiempo permitía ver con otros ojos la realidad y su pasado. Querían contarla de otra manera, sin que fuese el academicismo la nota predominante. Había que aprovechar la experiencia para contar con unas perspectivas más humanas, más cercanas.
Y entre sorbo y sorbo el diálogo continuó en un ambiente calido y entrañable. Por un momento, uno de ellos pensó que se encontraban en la vieja tertulia de un café del Madrid de los años veinte, en el que todas las tardes solían verse amigos para contarse las hazañas de cada día y del pasado cada vez más lejano....
Y aquel día recordaron la próxima cita para un encuentro festivo en los terrenos de La Matanza, para celebrar un rato de comida y tertulia mirando al mar y al Valle desde la distancia ...

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