Con mi música...

Un día más he bajado a la plaza del pueblo. He buscado mi sitio de costumbre. Tras saludar a compañeros de fatigas, he comenzado mi nueva jornada. Hoy hay mercadillo, se venden objetos y frutas de muchos lugares. Entre el bullicio, comienzan a escucharse los sonidos profundos de mi acordeón....Y, poco a poco, las miradas se difunden y muchas llegan hacia mí. ¿Qué pensarán? Tal vez me vean como un músico desaprovechado, o como un ejemplo de vida bohemia. No sé si algunos se darán cuenta de que soy felíz, a pesar de las apariencias. Les dejo mi música, les lleno un poco el alma de sosiego, mientras la mañana crece con el sol levantándose cada vez más sobre el alto cielo. Y siguen las notas dulcificándo el ambiente de la plaza, entre el bullicio de las compras y de los sueños perdidos...Un pequeño se acerca lentamente y deja caer unas monedas en la boina, mientras me mira asombrado...Le sonrío... y sigo con los sonidos del acordeón....