16 de abril de 2009

El fotógrafo y la luna...

La luna crecía en lo alto. El pueblo adormilado mostraba sus espacios bañados por rayos de plata. Por las calles, José caminaba, cámara y trípode a cuestas, en busca de fotos mágicas. Miraba aquí y allá. Levantaba su mano con el puño casi cerrado para encontrar el encuadre ideal. Se paró, montó su equipo y midió la luz de la noche. Hizo varios disparos sobre aquel rincón con la puerta de tea, un llamador con cabeza de león, el muro con su color perdido y la pared descascarillada. En lo alto un balcón muy antiguo de madera. Al tercer disparo creyó ver una silueta embozada de una mujer de pelo largo y esbelta figura. Se retiró y pensó si había sido una mala pasada de su mente. Y siguió en su recorrido nocturno. La luna ya estaba casi llena y mostrando todo el poderío de su magnetismo.
Regresó. No pudo con el pensamiento que le decía que en alguna de aquellas fotos tal vez podría encontrar una sorpresa. Inquieto, entró en el laboratorio. Reveló el carrete en la absoluta oscuridad. Puso el negativo a secar y se retiró. Pero no soportó aquella espera y regresó. Adelantó el proceso con el secador y con otros recursos consiguió tener los clichés preparados para el positivado. Estaba como ahogado por la curiosidad, por las ansias de descubrir si todo había sido una mera ilusión jugándole una mala pasada. Bajo la luz roja que destilaba su sangrada luminosidad, hizo una tira de pruebas, y fue a seleccionar las que recordaba que le habían dado aquella extraña sensación. A simple vista no notó nada especial. La introdujo en la ampliadora, agrandó el tamaño para tener más posibilidades de descubrir cualquier detalle. Contó el tiempo necesario y el papel lo introdujo en el revelador. Pasaban los segundos como si fueran siglos. Su agitación se notaba en sus manos, en su rostro. La imagen comenzó a nacer lentamente. El balcón, el muro descascarillado, la puerta. De pronto brotó la mujer embozada y se abalanzó sobre su cuello. Le mordió, lo atrapó totalmente y lo introdujo en la cubeta entre aquellos líquidos que quedaron cubiertos de sangre…La Luna lucía llena en el centro de aquel cielo….

2 comentarios:

LQS dijo...

Lo he visto todo en mi retina... está perfecta y minuciosamente descrito. Un relato con final vampírico. Un maridaje perfecto...

josé luis dijo...

Cambió bastante de la idea original...pero ganó en (suspense) o suspenso.