22 de abril de 2009

La plaza...

Giraba alrededor de aquel pequeño mundo. Su mente se evadía a otros confines. Se sintió inmerso en un espacio ajeno a otras distancias, a otros ritmos. Notó que allí estaba presente el momento, el instante, el cotidiano devenir. Rotaba entorno a la plaza del Llano, que se le asemejó al único planeta vivido. Todo lo demás era lejano y le recordaba a otras extrañas galaxias.
Siguió y encontró en su camino lugares donde la niñez gozaba del columpio. Otros menudos correteaban tras la pelota de cristal. La juventud jugaba a saltar hasta la canasta encestando boliches en sus redes. En los bancos, junto al sol una pareja de adolescentes bebía del nuevo néctar.
Y la plaza henchida de versos y de besos mostraba pletórica la plenitud de la vida. Los árboles continuaban su camino, los rayos de luz bañaban las hojas verdes y corazones nuevos. Las flores encendidas prendían sus colores con aromas de primavera. Era un espacio recoleto y armonioso donde se entremezclaba la naturaleza dominada y la humanidad latente.
Bajo los paraguas de sol, las mesas de la cántina reunían a animados contertulios. El olor a café se expandía apatitoso.
Él continuaba su lectura " Vivir adrede" de M. Benedetti. Otras personas intentaban bajar algo el colesterol almacenado hasta que las "grasas pardas" les ayudasen a quemarlo, dando nuevas vueltas a la noria de la vida.
Y, apartado en otro banco de madera bajo un rayo de sol, un anciano, apoyándo su cara sobre su bastón, pretendía disimular el ataque del tiempo. Todos circulaban en la misma órbita, pero desde diferentes distancias y longitudes...
Fuera de aquella plaza decimonónica, las calles rodeaban aquel recóndito recinto, mezcla de jardín, de espacio de encuentros, de lugar de recuerdos de tiempos pasados...de nuevos sueños. Más allá todo tenía otro ritmo, eran espacios para otras guerras...

2 comentarios:

LQS dijo...

Sentada ( en viaje astral) en alguno de esos bancos aprovechando un pequeño rayo solar, me ha llegado el aroma a ese café...

josé luis dijo...

¡Eso si que son poderes...!