2 de mayo de 2009

Por el sur...

El sur sigue estando en el mismo sitio. Siempre hay que coger hacia el camino contrario a la estrella polar. Abajo todo parece diferente, el sol, la luminosidad, la temperatura. Todo es más seco, pero por eso es más agradecido al agua, a la humedad. Así, por todas partes la Naturaleza brota con más ganas y luce la diversidad de flora, cuando les llega cualquier fisco de agua para renacer.
También el sur es sinónimo de ocio, de lugar donde la gente suele estar siempre de vacaciones. Craso error, sino que se lo pregunten a toda esa población trabajadora que atiende a los turistas. La mayoría de extranjeros pasean entre el sol y la playa, entre las tiendas y los botellines de cerveza fresca. Los güiris de aquí y de más allá suelen acercarse a refrescar su gaznate bajo esas frescas pilsen, que alivian e hidratan. Sin embargo, el espacio más representativo es junto al mar, en esas arenas traídas de otros espacios cercanos o más alejados para servir de buen colchón donde tirar la toalla y dormir k.o, bajos los rayos luminosos y los sonidos acariciadores de unas pequeñas olas que se tumban lentamente y se balancean sobre las arenas amarillas...
Y así, entre los olores de tantos aceites, niveas y otros potingues, los cuerpos se tuestan y colorean. Algunas se pasan la mañana y la tarde al sol. Sus cuerpos se cuecen y, al final, van saliendo unos lamparones llenos de bolsas de agua...y colores rojos, como las muletas de los toreros. No es para menos. Se quieren llevar de un tirón un concentrado solar que solo les dará unos dolores y quemaduras que dejarán huellas...Así es parte de ese sur, que nos atrae y nos desespera. Por la calor... se entiende.

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