La noche oscura con tu sombra juega.
Te teje con hilos de seda y nácar
y los sueños que tus sienes siembran,
se asoman a la faz de tu nostalgia.
Ya en el camino de la frágil senda.
Ya en la distancia de la vida pasada.
Ya en el abismo de sienes de fresa.
Ya en el manantial de tus sueños nadas.
Y entre rosas de grana y sol florido,
y entre vientre de luna de roca,
tu cuerpo nebuloso, al fin, vencido
raudo en el destino se trastoca
y, en el caballo con su gran relincho,
te alejas y el mundo, al fin, se desboca.
Fin XX