21 de enero de 2011

E/D escribir...

Ya estaba harto de describir escenas, acontecimientos, de hacer elucubraciones sobre temas tan dispares y lejanos. Creyó que había llegado el momento de cambiar. Debería enfrentarse a otra forma de hilvanar las palabras y  crear   mundos distintos. Pero no sabía si sería capaz. No tenía experiencia. Era una nueva faceta a la que no se había acercado. 
Por fin, pensó que si no lo intentaba nunca saldría de dudas. Por eso, se lanzó sin pensarlo mucho, y comenzó a dar rienda suelta a su impulso. Supo que las palabras que aquella máquina registraba, solo eran parte de una unión de pensamientos que se encadenaban de forma rápida y atrevida. No quiso ponerle muchos cerrojos a su libertad y vio como aparecía un nuevo caudal de experimentos. 
Las hojas blancas volvían a ser dibujadas, pero él no quería, ahora, dibujos, ni grabados, quería  escribir, narrar sobre algun hecho, pensamiento, historia interior de algún personaje real o ficticio. Tal vez, pensó, todos somos ficticios o tan reales como ilusiones de nuestros sueños. Incluso más, solo somos sueños de sueños. Esta elucubración le  recordó a Segismundo. Creyó que por ahí no tenía nada que hacer. Eso era meterse en un camino vedado. Esto no es lo mío, pensó. Y quiso volver a su tema. 
No, no era fácil ordenar las palabras, los pensamientos,  y estructurar poco a poco un alegato con sentido diferente al que hacía con frecuencia. Necesitaba un poco más de audacia, pero también  madurar las ideas. Así podría lanzarse a la aventura de llegar a lo cotidiano, a las preocupaciones cercanas, a los momentos que cada día asoman ante nuestros ojos. Tal vez, todo deba ir dirigido al ser más humano y estar más implicado en los conflictos que nos atenazan a cada uno. Dejar que la escritura traiga las palabras de los otros a traves de tus palabras. Darle diálogo o monologos a los nuevos personajes que aparezcan y dejarlos crecer hasta que se sientan  integrados en este espacio para la escritura. o hasta que mostraran  sus ideas, sus preocupaciones, sus vidas. Lo dejó así. Apagó el ordenador ( que palabra tan mandona) y dejó que su mente marchara por otros senderos...

2 comentarios:

LQS dijo...

Para atrás... ni para coger impulso. Cualquier experiencia nueva dotará a la vida de ese relatista de un nuevo e interesante bagaje que compartir.

josé luis dijo...

A ver si encontramos otros senderos. Parece necesario seguir aprendiendo...