9 de enero de 2011

Orfebrería

 Aquel día volvió a marchar por las tierras de la piel de toro. El invierno mostraba sus encantos y sus fríos. Las montañas teñidas de un blanco espeso se arremolinaban a su  paso tras las ventanillas del AVE. Por fin, se había decidido ir a visitar a los artesanos que, con unas manos de oro trabajaban la orfebrería , y  que con los conocimientos de los antiguos podían hacer unos espejos encantados. Probaría si era verdad esa fama o si todo era un embuste más. Viajó llena de esperanzas y de dudas. El paisaje se ampliaba ante su mirada atónita. Llevaba en sus manos un libro que le acababan de regalar  "Sunset Park". Lo leía y ,de reojo, observaba las mágicas imágenes de aquellos parajes nevados, llenos de misterios. De pronto, sintió la sana envidia de estar en aquellas playas amarillas del Sur. No era tanto por el agua salada, por las arenas melancólicas, sino por el soñado sol, que intuía bañando su cuerpo. 
Visitó a los orfebres. Les compró un espejo, que según parece, tendría esos poderes que le facilitarían ver  con otra mirada. De vuelta a su casa, junto a la chimenea encendida, lo tomó en sus manos. Lo acercó a su rostro delicado, sobre el que caía un leve rayo de luz. Miró con sigilo. Y la sorpresa inundó su faz con un inesperado sobresalto...

2 comentarios:

Merce dijo...

Un espejo magico :)

Me encantan tus descripciones, me acuden las mismas sensaciones que cuando estoy leyendo un libro y siento la necesidad de continuar y continuar...

:)

LQS dijo...

Pues yo creio que iba a comprar el espejo por encargo de la madrastra de Blancanieves.
¿qué vio al mirarlo con sigilo? La cara de bruja que tendría seguramente(no hay esfinge buena)

(esto va por entregas como los coleccionables... qué intriga, JL)

Por cierto, ¿qué tal es Sunset Park?, ¿comprable?