17 de enero de 2011

De barro...


Cogió su regatón y marchó. Caminó por cordilleras y montañas, bajó por riscos y barrancos, cruzó valles cargados de primavera, Siguió por la ruta de los tiempos y llegó al mar. Un mar bravío, azul intenso salpicado de blancas espumas, le esperaba. Llegó a su orilla y vio como  el agua fría bañaba sus manos y sus pies llagados. Muy cerca encontró un objeto que resplandecía traido por las corrientes. Se acercó extrañado. Lo tomó en sus manos y pudo ver en sus cristales la imagen de una dama morena, de ojos tiznados de carbón, que se reía y reía, que le saludaba con sus manos en alto, mientras seguía en su periplo hacia otros mundos lejanos, llenos de hazañas y aventuras. Y comprendió, mientras aquel cuerpo de barro comenzó a romperse en mil pedazos. La musas se alejaban entre las sombras del volcán flotando sobre el ancho mar.

2 comentarios:

LQS dijo...

La esfinge aún sobrevive en un trocito del espejo, no?
Qué bárbaro, la tía es inmortal!!!!

Me ha gustado lo del regatón (he tenido que tirar de Google)

josé luis dijo...

...pero me temo que es tan endeble como ese cuerpo de barro, que no baila reggaeton, aunque se apoye en el regatón. Por cierto, ya solo quedan de él pequeños fragmentos de recuerdos. Por lo menos eso...