29 de mayo de 2009

En la Hijuela...

En la Hijuela del Botánico brotaba el aroma de la primavera. Por doquier las flores crecían bañando el ambiente con su colorido y sus nectares. Las mariposas jugueteaban danzando de un lado a otro, brincando de aquí y allá. La tierra regada unía su olor a otras frágiles sensaciones. El sol brillaba golpeando sobre las hojas vigorosas de la higuera del Himalaya. Los caminos del jardín se bifurcaban una y otra vez. Los espacios se mostraban con la riqueza exuberante de una naturaleza henchida. Más lejos, se oía el canto del agua que se esparcía fina sobre otras plantas. El jardinero iba deslizando aquellas bocanadas de agua fresca sobre los cuerpos desnudos de las hortensias, de los viñatigos, bajo la mirada atenta del drago.
Allí, en un rincón sentado en el banco de madera, junto a la gran araucaria, le encontré mientras leía a Pío Baroja. Concretamente el artículo " El dogmatófago". El joven estudiante pasaba horas metido en aquel lugar alejado de la vorágine del tiempo. Su pensamiento iconoclasta encontraba en la lectura un asidero para sus elucubraciones. Y pasaba las páginas, una tras otra con la delicada sensación de estar tocando pétalos. Por su cabeza iban creciendo las nuevas propuestas, los descubrimientos de nuevas actitudes y voluntades. Se despertaba su capacidad crítica y sus ansias de nuevos horizontes. Se abría, en aquella primavera, un mundo nuevo lleno de esperanzas y de soles.
Hoy he vuelto a estar allí. He ido caminando entre los senderos del viejo jardín, recordando aquellas tardes en que aprendía a devorar dogmas.

28 de mayo de 2009

Una pixelada historia...

Salió aquella tarde rumbo a un paseo. Su cara sonriente mostraba la alegría tonta de una edad adolescente. Vestía un traje en el que predominaba una línea divertida y jocosa, con un color rojo, que inundaba de vida su rostro y todo su cuerpo. Y sobre su espalda se dejaba caer un cierto caperuzo recogido a la espera de cubrir su peinado de trenzas si el calor o el sereno se dejase sentir. Caminaba saltarina alejada de cualquier extraño pensamiento o de las palabras que su madre le dijese sobre la necesaria precaución al andar por esos caminos entre tanta gente extraña. Siempre le advertía de los males que se escondían tras cualquier esquina, pero ella no hacía caso a aquellas palabras de mal agüero. Su grácil figura ya apuntaba el despertar de una nueva era. En su cuerpo se manifestaban los cambios fisiológicos propios, pero su pensamiento seguía anclado en un mundo de fantasías y sueños.
Aquella tarde en la que el sol crujía dando un aroma veraniego al sendero se encontró con un chico un poco mayor que ella. Se miraron con caras de sorpresas y pronto apareció una nueva sensación que despertó desde el interior de su cuerpo. Pudo sentirse admirada y atractiva ante los ojos pícaros del aquél mozalbete recubierto con una gorra que le cubría sobre sus orejas algo afiladas. Pero no sintió miedo, al contrario, le desató una coquetería frágil y verde que le llevó a querer alentar los deseos de ser vista y admirada mientras daba sus saltos de alegría. Pero no pudo resistir sus propios impulsos y se dejó llevar por el juego que aumentaba su coquetería. El muchacho, algo tímido, la contemplaba y crecía en él un sentimiento incontrolado por nuevas sensaciones. Un impulso vital les atraía, y los miedos que le imponían desde sus casas poco a poco fueron cediendo y se creó un ambiente de complicidad y juego que fue llenando la tarde de otras fragancias. Ella se puso el caperuzo rojo, miró al chico con ligera malicia que asomaba en su cara alegre y fulgurante.
Fue dejando caer su capa y sobre la hierba de aquel descampado junto al río se tumbó acariciando las pequeñas flores que crecían mostrando el renacer de la naturaleza. Luego soplaba aquellas florecillas que se esparcían hacia nuevos confines. El chico no se amilanó. Con un paso sigiloso y lento se acercaba hacia el lugar donde ella yacía mirando al cielo. Y en un sobresalto, llegó la palabra de aviso de la abuela para evitar que la caperucita roja se acercara a dar rienda suelta a su juego inocente...La llamada del corazón de la chiquilla quedó aniquilada...y sin rubor pensó que el mundo estaba lleno de falsas impresiones y mentiras. Los cuentos que le habían narrado eran visiones atemorizadas de otras realidades.

26 de mayo de 2009

Campanas...

Y caminó rumbo a la parte vieja de su pueblo. Lentamente se fue reencontrando con aquel espacio lleno de siglos de vida en comun. El aire y el espiritu vecinal se arremolinaba entre las tejas y los muros de barro y piedra. Los ventanales de las casas de una planta se abrían sigilosos entre el paso de las horas. Él seguía con sus pasos, mientras en su recuerdo se agolpaban las antiguas escenas vividas. Veía como los chiquillos golpeaban la pelota de badana como el mejor regalo para regatear al aburrimiento. Como aquellas chicas saltaban a la comba entre risas. Desde abajo se acercaban los trabajadores de la platanera que regresaban a pie hacia las partes altas del Valle, llevando algun pollino cargado con hierbas y hojas de las plataneras para alimentar a sus animales. O como el camión del empaquetado se retiraba lento cuesta abajo por la calle desnuda. De tarde en tarde se mostraba el rostro de algunas mujeres que tras los postigos oteaban el paso furtivo de los transeuntes. Y se oía a una madre que llamaba a su hijo para que le hiciera un recado.
Caminaba con esas imágenes del pasado que se entremezclaban con el momento real de esta tarde en la veía de nuevo como aquel espacio apenas había cambiado. Solo algunas casas estaban aún más viejas, trás muchos años cerradas, donde tiempos atrás se asomaban para ver pasar a la gente y charlar con algunos vecinos. Y volvía a dar unos pasos cuesta arriba oyendo el sonido de las campanas de las iglesias llamando a no sé qué. Aquellas casas vacías, de pronto, aparecían ante sus ojos llenas de todos aquellos vecinos que habían partido. .. Pero no todo era ael pasado ni las entrañas de los recuerdos. También veía algunas tranformaciones que mostraban la llegada de los nuevos inventos. Siguió subiendo hacia la antigua iglesia, mientras doblaban las campanas.

23 de mayo de 2009

En la selva...

El sol brillaba sobre las hojas de los árboles. El canto de los tucanes alegraba el día. La tribu estaba contenta con los dones que les llegaron con los tiempos de lluvia. Todos se apresuraron a buscar el alimento necesario recorriendo la selva para aprovechar sus múltiples recursos.
El joven Guindomar iba a realizar su ceremonia de tránsito a la edad adulta. Se encontraba pletórico y lleno de alegría. Para él ese acto tenía todo un simbolismo, pues se le iba a reconocer como un adulto. Tal vez, más adelante se dedicaría a aprender del viejo hechicero y podría convertirse en un nuevo chamán. Para estar más a tono con la ceremonia pensó en engalanarse con las plumas de un ave especial que se hallaba escondida en los límites de la selva. Y decidió ir a por ella.
Corrió entre la espesa arboleda a la búsqueda del ave soñada. Llegó a encontrarla junto al río. Se acercó a ella. Cogió en sus manos un hacha blanca con sílex. Y pudo golpearla. Cogió sus plumas largas y se decoró la cabeza. Y de pronto, sintió una opresión que apretó sus sentidos, le redujo y le hizo caer al suelo.
Allí se agitaba y revolvía, mientras sus manos intentaban quitarle aquel dolor intenso que le hacía gritar como un loco. Su mirada se extraviaba hacia lejanos confines. En su estómago otro dolor pinchaba con un sabor agrio y de hiel. Se retorcía en una agitación mordaz que le hacía bailar al ritmo del sol.
Comenzaron a agudizarse los chillidos en el espacio. Se cubrió el lugar por un desenfrenado baile enloquecido, entre los sonidos selváticos de todas las aves y especies, que desde la distancia escuchaban el estruendo sonoro, que emitía Guindomar por el castigo de aquel dolor.
El suelo y el cielo se fundieron ante sus ojos en un haz de luces y miedos que llenaron el tiempo de minutos extensos como la nada. Su mente se diluyó en un espacio nuevo donde el ahora, el antes y el después se fusionaron. Todo aparecía como un tiempo mixto de presentes y futuros que se igualaban. Una situación de extravío, de abandono en un mundo nuevo bañado de incógnitas y de sorpresas bajo un dolor que continuaba punzándole fuertemente. Su rostro quedó extenuado y pálido. Su cuerpo había sentido el latigazo mordaz.
Poco después, se acercó una ligera mejoría. Su cuerpo dejó de bailar al son de lo ignoto y, aun perdido en el marasmo de la duda y la desconexión con la realidad, fue retomando una leve conciencia.
Al fin, pudo levantarse despacio. Sus manos apoyadas en la boca de estómago pretendían minimizar el efecto punzante de lo que él creía el duro golpe con el sílex. Su rostro lucía blanquecino y, perdida su mirada en la turbia realidad, sintió como el cuerpo se iba recuperando y volvía a emitir señales del retorno a la vieja realidad de sus vivencias.
Caminó varios pasos, se apoyó en el tronco de un árbol yacente sobre el terreno fértil de la selva y descansó, miró hacia lo alto y vio las puntas de la arboleda, y más arriba un cielo azul que le hizo exclamar:¡Aun vivo!
Pronto, volvió sus ojos hacia la tierra y pudo encontrar renacida al ave que intentó matar para robarle sus plumas. Quiso usarlas como reflejo de su poderío y de su linaje de chamán, en aquella su tierra de los indios de la Amazonia. Comprendió el castigo de la Naturaleza. Y así, se acercó al ave, la pudo coger con sus manos, la acarició y volvió a entregarle las plumas que tenía en su cabeza. Las colocó en el cuerpo del ave y, entonces, se sintió recuperar del todo. Con sus gestos pareció agradecerle la lección recibida. De nuevo, caminó y el tucán amarillo y azul comenzó a levantar su vuelo, mientras Guindomar corrió tras ella jugueteando y con el descubrimiento de una nueva fase de su vida.

15 Febrero 09

Atónitos...

La vida nos muestra enormes contradicciones. Entre ellas aparece la extraña sensación de que todo está "patas arriba". Unos se saltan leyes a la torera, prevarican o realizan todas esas cosas que estamos acostumbrados a leer o escuchar por los medios. Pero miren por donde esos mismos tienen la "jeta" y el duro rostro para creer que ellos son las víctimas, los injuriados o perseguidos. Los denunciantes de sus irregularidades son los malos, los auténticos perseguidores de la libertad de acción. Todo está cambiado. Atónitos seguimos en esta tragicomedia que se representa cada día.

21 de mayo de 2009

Retorno...

El inventario no se pudo terminar. La empresa considera que aun así debe continuar su trabajo. No es tiempo de dejarse dormir. Hay que sacar a delante este proyecto con sus virtudes y sus defectos.
Solo así se sabrá que lo invertido ha merecido la pena por las muchas cosas aprendidas, por los espacios abiertos a tantos nuevos senderos. Y por contar, de vez en cuando con algunos de ustedes como lectores o comentaristas. Adelante, de nuevo. A manejar letras y palabras para crear nuevos gozos...

7 de mayo de 2009

Cerrado

CERRADO POR INVENTARIO

Disculpen las molestias


La Empresa

5 de mayo de 2009

Geografías...

Salí desde lo alto y marché en busca del Meridiano, desde allí a Saturno...y volví a la blogosfera. Hoy ha sido un día geográfico entre redes y galaxias...

2 de mayo de 2009

Por el sur...

El sur sigue estando en el mismo sitio. Siempre hay que coger hacia el camino contrario a la estrella polar. Abajo todo parece diferente, el sol, la luminosidad, la temperatura. Todo es más seco, pero por eso es más agradecido al agua, a la humedad. Así, por todas partes la Naturaleza brota con más ganas y luce la diversidad de flora, cuando les llega cualquier fisco de agua para renacer.
También el sur es sinónimo de ocio, de lugar donde la gente suele estar siempre de vacaciones. Craso error, sino que se lo pregunten a toda esa población trabajadora que atiende a los turistas. La mayoría de extranjeros pasean entre el sol y la playa, entre las tiendas y los botellines de cerveza fresca. Los güiris de aquí y de más allá suelen acercarse a refrescar su gaznate bajo esas frescas pilsen, que alivian e hidratan. Sin embargo, el espacio más representativo es junto al mar, en esas arenas traídas de otros espacios cercanos o más alejados para servir de buen colchón donde tirar la toalla y dormir k.o, bajos los rayos luminosos y los sonidos acariciadores de unas pequeñas olas que se tumban lentamente y se balancean sobre las arenas amarillas...
Y así, entre los olores de tantos aceites, niveas y otros potingues, los cuerpos se tuestan y colorean. Algunas se pasan la mañana y la tarde al sol. Sus cuerpos se cuecen y, al final, van saliendo unos lamparones llenos de bolsas de agua...y colores rojos, como las muletas de los toreros. No es para menos. Se quieren llevar de un tirón un concentrado solar que solo les dará unos dolores y quemaduras que dejarán huellas...Así es parte de ese sur, que nos atrae y nos desespera. Por la calor... se entiende.