6 de septiembre de 2008

PUNZADAS HIRIENTES...

LÁTIGO HIRIENTE
al lumbago..









Crujió la tierra y el cuerpo gime
vibrante en un temblor que azota.
Se ramifica la herida y brota
esa chispa doliente y sublime.

Se esparce por mil nervios. Tú dime
si no sientes el dolor que trota
y expande por doquier. Así retoca
la locura que dicen te redime.

Gira este microcosmos en su latido,
por un látigo hiriente que estimula
en afán más ardiente que la gula.

Y parece que en todo recorrido,
el golpe en su pinchazo disimula,
mientras queda mi ser tan abatido.


José Luis la conoce.

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