En el rincón de mi cuarto perdida,
entre libros, papeles y esmeraldas
encuentro parte de mí tan escondida,
entre paleta y pinceles que aguardan.
Años longevos que yacen a oscuras
sin tejer en los níveos lienzos nada,
sin colorear las formas y figuras,
sin bañarse en dulce paz toda mi alma.
Los olores del aguarrás perfuman
y con sus fuertes fragancias embriagan
el espacio, los colores, las formas:
ilusiones renacen y cabalgan.
Vuelve el lienzo a teñirse de mañanas.
Y en las horas perdidas: luz y grana,
entrego toda esencia que se ilumina
libre, al encuentro de horas tan ansiadas.
2 comentarios:
Espero que sea fecundo ese inundar el lienzo blanco y que luego lo muestres.
Así lo espero...
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