4 de octubre de 2010

Junto al mar...

Se le ocurrió pensar que aquella mujer llena de pasión le quería entregar su tiempo, tiempo lleno de tantas dudas, de tantas esperanzas perdidas entre las tinieblas de aquel tugurio junto al mar, donde llegaban los barcos a cada momento, y donde había que cantar a la vida entregados a los cantos de un amor de un rato, un rato pleno de gozos rápidos en los que la vida se acicalaba entre los ajijides del tiempo, del tiempo que no se había visto llegar un barco como aquel, grande, marino y cargado con una tripulación aguerrida como la que más, no como otros barcos de los últimos tiempos de pesadumbres y tristezas, pero estas se acabaron ya, y con la llegada de aquellos marinos venidos de tan lejos, todo cambiaría, pues el muelle volvió a tener vida, y los negocios prosperaron entre el correr de los dineros y las bebidas que alegraban el corazón y calentaban la tripa, hasta entonces vacía y falta de combustión, como los vapores y los cuerpos de aquellas mozas que habían perdido el medio de ganarse la vida, y de entregarse como en años anteriores en los que todo funcionaba bien, pero ya pasarían estos tiempos de miserias y por fin aparecían nuevas ansias de vivir, de trabajar, de amar y darle un poco de salero a aquellas almas que solo querían pan caliente y alguien que les alegrara la noche entre el zumbido de las tablas y el vaivén de los colchones con las sabanas blancas, pero llenas de ritmo y gozos, oliendo a vino, a ron, a vodka de los cosacos, pero otras historias había que volver a realizar entre los tiempos nuevos que se abrían con la mirada lanzada a un nuevo futuro. Por fin llegó el momento, feliz momento de una total recuperación de tantos  sueños ilusos. Seguro que aquella mujer quería entregarle su tiempo y podrían encontrarse en el camino de una pasión nueva, llena de vida y esperanzas, entre los vaivenes de los sueños y las querencias… Y se lanzaron a despertar un nuevo día. Pero se olvidó y no fue más. Se perdió entre el marasmo de una noche sin luna.

2 comentarios:

Gárgola dijo...

Entregar el tiempo... para mí una entrega mucho más absoluta que la del cuerpo. ¿Existe alguna cosa que sea más generosa que esta entrega?

Me ha gustado mucho el ritmo y el fondo del relato.

Un beso

josé luis dijo...

Creo que has señalado un punto de vista muy acertado.

Saludos.